lunes, 25 de abril de 2011

Detrás de cada indigente existe un delincuente

Las ciudades colombianas vienen siendo arrinconadas por la nueva violencia urbana de las bacrim. Los gobiernos no parecen estar preparados para combatir esa peste. Además de la necesidad de aplicar la autoridad, que parece en vacaciones, es urgente construir un nuevo orden social que proteja a los sectores sociales de los que abusan los delincuentes para consolidar sus fechorías.

Los Indigentes se toman silenciosamente las calles de las grandes ciudades. Y detrás del indigente viene el dolor de ver un ser humano viviendo en la miserabilidad pero también la inseguridad, el miedo del ciudadano de recorrer la ciudad, los atracos, el desaseo urbano. Detrás de la miseria de cada indigente existe siempre un delincuente que se aprovecha de su debilidad humana para establecer su estructura criminal.

Los vendedores de droga, los proxenetas, los extorsionistas, los ilegales, se aprovechan de los indigentes para hacer próspero su negocio del delito.

Se estima que en Bogotá los indigentes que habitan los espacios públicos pasan de 14.000. En Medellín pasan de siete mil. En Colombia, en 2007 existían 4.500 niños indigentes callejeros en las principales ciudades. En 2011, superan los 7.000 niños en las calles. Todos ellos consumen drogas y son víctimas de abuso sexual.

Las autoridades se ven débiles frente a la indigencia y no se conocen soluciones certeras. Sobre la indigencia se guarda mucho silencio y existe la soterrada intención de hacer invisibles a los indigentes. Sin mayor fuerza que su propia miseria humana, los habitantes de la calle derrotan con facilidad a los gobernantes.

Se han ensayado soluciones macabras que dan dolor de patria. En algunas ciudades se aplicó la limpieza social proveniente de oscuras manos negras. En otra ciudad se descubrió envenenamiento de habitantes de la calle. Y en Medellín, en el pasado, se descubrió que con dineros de la Alcaldía se recogían los indigentes y los “botaban” en Municipios cercanos.

La Indigencia se vuelve una amenaza contra la seguridad de la ciudad. La Indigencia es una amenaza contra la competitividad de una ciudad. La Indigencia es una amenaza contra el turismo y el progreso de la ciudad. Y no es el indigente en si mismo, sino el abuso que de la indigencia hace el delincuente.

Los Indigentes no sólo merecen vivir sino que necesitan un tratamiento digno para recuperarlos desde el punto de vista de la salud y desde lo laboral. Y para eso existe el Estado.

Es hora de construir ciudades con cero indigentes con base en programas de respeto a los derechos humanos y con la fuerza de profesionales en reeducación y en salud. Dejarnos derrotar por la indigencia es darle el paso a todos los factores que arruinan a una sociedad y mantienen vigente la desgracia de la miseria humana.

Medellín debe imponer el programa cero tolerancia con la indigencia. No se puede pasar más de agache ante este flagelo. En las afueras de la ciudad se debe construir una gran granja taller para enseñar oficios, reeducar y abrir las esperanzas de los habitantes de la calle, con profesionales de alta capacitación pues es una tarea difícil.

Cada día, cada noche, todas las noches, todos los indigentes de la ciudad que estén durmiendo en el espacio público deben ser recogidos con afecto, pero con firmeza, por profesionales bien formados en el tema y deben ser llevados a esa Granja Taller donde se les brinde asistencia alimentaria, en salud y en reeducación laboral. Como algunos no querrán permanecer en la Granja Taller, pues les da miedo a volver a ser personas humanas, que se salgan a pie del centro, y cuando aparezcan de nuevo como indigentes habitantes del espacio público, nuevamente se les recoge y les lleva a la Granja Taller. Y si vuelven a huir de la Granja, se les vuelve a recoger en la noche. El Estado no se puede cansar de resolver problemas y menos de  recoger los indigentes. Ante la persistencia del estado los indigentes cambiarán de actitud.

Y así se debe repetir la recolección de indigentes, día a día, hasta que el Indigente reconozca que ser indigente no vale y que debe salir de ese lamentable estado con la ayuda del Estado.

Si no derrotamos la indigencia, no derrotaremos la violencia urbana.

3 comentarios:

  1. Debo reconocer que cuando leí el titúlo del artículo me asuste, pues tocar este tema es delicado y el solo título podría interpretarse de forma erronea, pero despúes de leerlo solo me queda decir que está muy bien logrado, es muy realista y respetuoso de estas personas que de una u otra forma cayeron en desgracia. Trabajo en el Sena al lado de la minorista y en los últimos años he podido ver como esta zona de la regional se ha convertido en el vividero de estas personas y como su número se ha incrementado de manera alarmante, pueden ser mas de 500 o 600 personas que generan una percepción de inseguridad muy grande en la zona.
    Su propuesta Doctor Pérez es muy buena ojala se lleve a cabo porque no podemor ser tan cínicos como para seguir escondiento el problema cada que hay un evento en la ciudad y no enfrentarlo de manera directa.
    Milton Toro

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  2. Luis con todo respecto esa posicion de llevar los indigentes a granjas me parece mas uan medida para darle una imagen mas limpia a la ciudad pero no aportau na solucion real al problema.

    gran parte de las personas que hoy son indigentes son victimas de desplazamiento de grupos ilegales, los cuales en busca de salvar su vida llegaron a las grandes ciudades y al no encontrar oportunidades laborales ni aceptación social.

    los desplazados e indigentes es una realidad con la cual las grandes ciudades, tienen que aprender a vivir y generar planes de sean soluciones a largo plazo y no solo de contigencia.

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  3. Es importante resaltar el tema de la indigencia en Colombia y en Muestra ciudad. Yo como ciudadana, profesional y conocedora un poco del tema; pienso que hay que tener en cuenta dos cosas para el estudio y la puesta en marcha de este programa y es el fondo de la indigencia y como se ha denominado en los últimos tiempos.
    El primer tema a tener en cuenta es como se va a tratar este tema según su denominación y situación: 1. Habitante en situación de Calle, relacionado con la economía del rebusque para subsistir, pero que tiene un lugar donde ir a dormir, ya sea por causas de desplazamiento o por falta de oportunidades laborales, los niños trabajadores, el reciclaje informal, entre otras causas, que se han asentado en las periferias o comunas de la ciudad.
    2. El habitante de la calle, son aquellos que no tiene un lugar donde dormir, que se han refugiado en las calles de la ciudad la gran mayoría de ellos a muy temprana edad a causa de la violencia intrafamiliar, la drogadicción, la prostitución, familias desintegrtadas, entre otras. Todo esto que denominamos indigencia, mendicidad esta relacionando con el subsistir ya sea para tener un lugar donde vivir, alimentarse, el vestir o ya sea para mantener algún tipo de vicio (drogas, licor, sexuales o de juegos de azar).
    El segundo tema que ha que tener en cuenta, es que en algunos casos de indigencia son formas o condiciones de vida y este tipo de habitante siempre va a buscar refugiarse en las calles de la ciudad; además que el pedir dinero es un negocio que verdaderamente puede ser rentable para estas personas.
    Doctor Luis Perez, me gusta el programa de las granjas, pero creo que debe ser un tema que se debe estudiar a fondo y mirar como este programa va a atacar esta condición de vida que han adoptado estas personas y por mucho tiempo. Espero su equipo de trabajo y los profesionales que trabajen este proyecto lo haga un ejemplo a seguir en todas las ciudades de Colombia.
    En Medellín ya existen unos centros guía para los habitantes de la calle, es importante fortalecerlos y trabajar en conjunto con ellos, ya que dentro de su silencio hacen una muy buena labor.

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