Desde la antigüedad, todos los municipios colombianos tienen unas edificaciones fácilmente identificables que se llaman Plazas de Mercados donde se distribuyen productos agropecuarios. En general, venden productos frescos y a precios más bajos que los grandes supermercados. Las Plazas de Mercados han sido referentes urbanos para todos los ciudadanos de cada época.
Estas plazas, que nacieron y crecieron con la ciudad misma, ocupan hoy espacios privilegiados dentro de la urbanización de la ciudad y otras ya desaparecieron y solo quedan en la memoria colectiva de la ciudadanía. Las que quedan, aunque han adquirido valores sustanciales, se miran en ocasiones como espacios sin dueños. No obstante la valorización, son lugares que han padecido momentos difíciles por descuido y pusilanimidad del estado.