En 2003, la desmovilización de los 913 combatientes del Bloque Cacique Nutibara, se hizo con tres exigencias de parte de la Alcaldía de ese entonces:
- Que los desmovilizados trabajaran de tiempo completo en labores que la Alcaldía les definiera en actividades públicas.
- Que estudiaran los sábados.
- Que se presentaran a una inspección municipal los domingos para reportar sus actividades de la semana.
El propósito era mantenerlos ocupados en la legalidad, reeducarlos y hacerles sano seguimiento para que se transformaran en ciudadanos de bien.
La Alcaldía siguiente, en 2004, de buena fe, de común acuerdo con líderes de desmovilizados, como Don Berna y Job, decidieron cambiar el empleo por un auxilio mensual de $400.000 sin que tuvieran que trabajar. Y el gobierno nacional aceptó cofinanciar ese regalo. Y a partir de 2004 Medellín se llenó de desmovilizados para recibir dinero público mensual regalado: Llegaron cerca de 4.300. Este regalo de $400.000 no tenía fin, era mensual por siempre.
La Alcaldía siguiente, en 2004, de buena fe, de común acuerdo con líderes de desmovilizados, como Don Berna y Job, decidieron cambiar el empleo por un auxilio mensual de $400.000 sin que tuvieran que trabajar. Y el gobierno nacional aceptó cofinanciar ese regalo. Y a partir de 2004 Medellín se llenó de desmovilizados para recibir dinero público mensual regalado: Llegaron cerca de 4.300. Este regalo de $400.000 no tenía fin, era mensual por siempre.
De una manera oculta pero pública, los desmovilizados se empezaron a dedicar a actividades non sanctas. Unos a la droga, otros a bandas y combos, y otros a la extorsión. En 2009, expertos en violencia urbana y, aún, el líder nacional de los desmovilizados, aseguraron que el 70% de los desmovilizados estaban delinquiendo y al mismo tiempo recibiendo dinero público regalado.
Paralelamente, la nueva Alcaldía de Medellín en 2008, creó el programa Jóvenes en Riesgo y a cada persona que entregaba un arma ilegal le asignaban un regalo mensual de $400.000 pesos sin limite de tiempo. Y así, con dinero público se pagaba un ejército de jóvenes en riesgo de cerca de 1.200 personas.
Pero también, en 2009, se descubrió que gran parte de los de Jóvenes en Riesgo seguían delinquiendo, y con el dinero público sagrado y regalado modernizaron las armas y los combos. (ver El Mundo)
Durante seis años, la Alcaldía de Medellín llegó a tener un ejército de 5.500 militantes pagados con dineros públicos, pero la mayoría delinquiendo. Más de $25.000 millones al año de dinero público se regalaba, sin darse cuenta que era para aceitar la violencia.
Ante este escándalo, la Alcaldía hizo bien en 2009 en acabar el programa que le regalaba a los 4.200 desmovilizados una suma mensual de $400.000 y en acabar Jóvenes en Riesgo.
Pero de nuevo, en 2009, la Alcaldía de Medellín volvió a caer en la tentación de regalar $400.000 mensuales a otros 1.200 jóvenes, y creó el programa nuevo Fuerza Joven.
Y hoy de nuevo, expertos urbanos y vigilantes del proceso, en informes bien documentados, vuelven a asegurar que gran parte de quienes están recibiendo $400.000 mensuales regalados por parte de la alcaldía en Fuerza Joven, sigue delinquiendo.
La Alcaldía de Medellín tiene que entender que lleva 7 años aceitando la violencia con el dinero público. Ante el fracaso de regalar dinero a ilegales hipócritamente arrepentidos, la Alcaldía no puede perpetuar la idea fracasada de botar el dinero público en ilegales.
El dinero público está sirviendo para perpetuar la violencia en la ciudad. La mejor manera de corregir una persona con inclinación a lo bélico o a lo ilegal es ponerlo a trabajar en la legalidad, mantenerlo ocupado en actividades dignas, educarlo, hacerle seguimiento. Es urgente cambiar la fracasada estrategia de dinero público regalado por empleos dignos y legales, para desmovilizados y jóvenes en riesgo.
En lugar de regalar dinero para aceitar la guerra, hay que pagar un salario digno para la paz. Empleos en mantenimiento de escenarios deportivos, o de obras públicas, o de colegios; o para que trabajen en actividades ambientales en quebradas y espacios públicos. O para que laboren en separación de residuos sólidos. O muchos más.
Un aporte inmediato a la pacificación de la ciudad es no regalar más dinero público a ilegales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario