Haciendo un análisis juicioso de la Valorización, es menester concluir que tuvo importancia en Medellin hace más de 20 años para resolver problemas de movilidad y desarrollo urbano. Y, en efecto, cuando se aplicaba ese impuesto, los bienes raíces que tenían accesos e infraestructura precarias, aumentaban su valor. Paulatinamente la valorización fue cayendo en desgracia pues se la carcomió la burocracia y empezó a aplicarse como un impuesto regional más, para solucionar cuanto problema de tráfico aparecía.
La Valorización se convirtió en un tributo adicional para sacarle dinero a los ciudadanos pudientes sin valorizarles sus propiedades, lo cual es contrario a la norma que lo creó. Para sostenerse o perpetuarse, El Sistema de Valorización siempre crea estructuras burocráticas públicas, pesadas, que hay que sostener de cuenta de los contribuyentes, asi no tengan proyectos ni ingresos. Y fue asi como, El impuesto de valorización se fue convirtiendo imperceptiblemente en caja menor de entidades burocratizadas, que en ocasiones ni proyectos viales ejecutaban.
A la ciudadanía ya no le gusta el impuesto de Valorización, no le encuentra beneficios comparado con lo que paga. Los signos sociales asi lo dicen. En los últimos 20 años, o más, la ciudadanía se ha opuesto con vehemencia a aceptar el impuesto de valorización en todos los puntos de la ciudad donde se ha tratado de decretar, porque se dieron cuenta que las propiedades no aumentan el valor, y en muchos casos se desvalorizan.
Lo que otrora fue un gran instrumento de desarrollo urbano se convertió en herramienta vetusta que genera escozor a la ciudadanía. El Alcalde Fajardo en 2004 aseguró con vehemencia que cobraría el tributo de valorización al Barrio El Poblado y al final desistió porque la gente lo vio antipático.
El Poblado es el espacio más atractivo para derramar el impuesto de valorización por ser el más congestionado y supuestamente el que alberga a los más pudientes.
La Alcaldia de Medellín Actual definió algunas obras para el barrio El Poblado con el fin de mejorar el tráfico y ha manifestado su interés en cobrar el impuesto de Valorización. Las obras son buenas, deben construirse, pero es inconveniente y tardío utilizar la figura de cobrar el impuesto de valorización.
Vivir en El Poblado es costoso. El Poblado es la Comuna de la Ciudad que más aporta en impuestos Predial e Industria y Comercio. Es desde donde más se genera empleo para la ciudad. Es el que más dinero gasta en Servicios Públicos y el que más aporta para subsidios a los estratos menores. Las obras planteadas son buenas pero no valorizan las propiedades, incluso, muchas propiedades se verán desvalorizadas y varias zonas perderán calidad de vida.
De otro lado, el invierno desvalorizó muchas propiedades y el sector del Poblado entró en una oculta recesión obligada del mercado de propiedades.
Adicionalmente, el impuesto de Valorización es tardío. Los diseños definitivos de todas las obras no están listos. Los retrasos en el proyecto son evidentes. Los costos del proyecto ni siquiera se conocen, se especula que pueden ser $320.000 millones, o más, o menos. Todo presupuesto es incierto si no se han terminado los diseños. El pálpito es que se están macheteando muchos procesos matemáticos por el desespero de encontrar algún número mágico que justifique el derrame urgente de ese impuesto de Valorización. Y a estos retrasos, hay que sumarle que en pocos meses se nombrará un nuevo Alcalde para la Ciudad, lo cual sin duda, es un hecho inocultable que le traerá nuevos vientos a la ciudad.
Precisamente porque el impuesto no valoriza los bienes de quienes pagan es por lo que es necesario construir las obras pero no cobrar impuesto de Valorización. Un aporte del presupuesto del Municipio Medellin de $320.000 para construir esas obras en seis años, es menos del 10% de lo que el Sector del Poblado aporta a las finanzas del Municipio.
De paso, conviene una reflexión. Es urgente que la Municipalidad defina un Megaplan de Movilidad para toda la ciudad y el Area Metropolitana que evite construir obras por pedazos como las que se intentan hoy. Un Megaplan de Movilidad, por concesión, con dineros privados, que le devuelva competitividad y calidad de vida a la ciudad.
Y finalmente otra reflexión. La identidad del barrio El Poblado se está desfigurando. El Poblado se ha ido convirtiendo en zona de cruce vehicular para el interior de la ciudad y también zona de cruce para otros municipios del Valle del Aburra y del Oriente Antioqueno. Y de seguir igual, al lado de cada apartamento habrá un puente elevado lo cual deteriora la calidad de vida. El Poblado podría pasar de ser un Barrio Verde a un Barrio de Cruces vehiculares. Hay que pensar el Poblado como espacio de comunidades y no como un sistema vial que sirva de paso para conectarse con otros municipios vecinos.
Si otras Obras en El Poblado se han podido construir sin Valorización como la Avenida 34 o la doble Calzada a las Palmas, debería desistirse de ese impuesto y construir lo más pronto posible estas nuevas obras.
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